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Una casa en Villa Devoto

Hugo García es el dueño. Antiguamente era una farmacia, pero cuenta la leyenda que el farmacéutico se equivocó en una receta magistral y forjó un destino trágico. El café es la antigua casa de los García. Fue fundado en 1927. El reservado era la habitación de Metodio y Carolina, los fundadores, y de Rubén y Hugo, sus hijos. Metodio vino de Asturias y Carolina de Italia. Se conocieron en Junín, en la provincia de Bs As. Metodio lo fundó y luego lo alquiló. Fue Hugo, su hijo, quien lo agarró en el 85’ y a los 5 años se unió Rubén al negocio. Hoy sigue Hugo firme en Villa Devoto. Es conocido por sus mesas de billar y sus picadas. David es habitué del bar. Tiene 79 años y viene desde los 10 al bar. “Vengo cuando no quiero trabajar”, me dice. Sus padres eran rusos. Desde Kiev desembarcaron en Villa Tesei. Allí su familia creó el frigorífico Tres Cruces de donde salió la salchicha Vieníssima. Empezaron a crecer y a comprar las propiedades aledañas al frigorífico y se mudaron a Villa Devoto. A mediados de los 70, de 100 obreros pasaron a ser 1000. Llegaron a hacer 33 millones de salchichas. El padre de David murió en 1959 y mantuvieron el negocio familiar hasta que en 1978 se lo venden a Bunge y Born. David me cuenta que conoció a Hugo cuando eran niños porque iba con su camisa almidonada a comprar fiambres al frigorífico. David, hijo de la inmigración rusa de comienzos de siglo XX y fiel devotense, es también una radiografía de la historia del Café de García.

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